Patatas

Se trata de patatas frescas, sin procesar, en su estado natural. Ideales para cocinar de múltiples maneras.

Estas patatas son versátiles y se pueden utilizar para una gran variedad de platos, como patatas fritas, asadas, cocidas, puré de patatas, tortillas, guisos y sopas. La elección depende de la variedad específica de patata y de tus preferencias culinarias.

Para una mejor conservación, guarda las patatas en un lugar fresco, seco y oscuro. Evita la exposición a la luz solar directa, ya que puede provocar la aparición de brotes y volverlas verdosas. Una buena ventilación también ayuda a prevenir la humedad y el deterioro.

Evita consumir patatas que estén blandas, arrugadas, con brotes largos o que presenten manchas verdes. La presencia de solanina (coloración verde) indica toxicidad y debe evitarse. Un olor desagradable también es señal de que la patata se ha echado a perder.

Por cada 100 gramos, las patatas aportan aproximadamente 62 calorías, 0.5 gramos de grasa (sin grasas saturadas, monoinsaturadas o poliinsaturadas especificadas), 1.4 gramos de proteína, 13.3 gramos de carbohidratos (de los cuales 2.1 gramos son azúcar) y 0 gramos de sal.

No siempre es necesario pelar las patatas. La piel es comestible y contiene fibra y nutrientes. Sin embargo, algunas personas prefieren pelarlas dependiendo de la receta o de su gusto personal. Asegúrate de lavar bien las patatas antes de cocinarlas con piel.

No, las patatas son naturalmente libres de gluten, lo que las convierte en un alimento apto para personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten.